En Ecuador, de las protestas al diálogo

Diez
días ininterrumpidos de protestas, con centenares de detenidos y cinco víctimas fatales. Un llamado al diálogo por parte de los obispos y de la ONU/Ecuador que finalmente da sus frutos. El compromiso de los Focolares para dar un aporte a la paz.

Desde el pasado 2 de octubre, día en el que el presidente del Ecuador Lenín Moreno anunció un paquete de medidas de austeridad, dejando sin efecto, entre otras cosas, los subsidios al combustible con el consiguiente aumento del precio de numerosos bienes de consumo, en Ecuador las protestas no cesan y se ha declarado el estado de emergencia. El país sudamericano, con más de 17 millones de habitantes (el 71.9% mestizos, el 7.4% montubios, el 7.8 % afro-ecuatorianos, el 7.1 % indígenas y el 7 % blancos), se encuentra en buscando un equilibrio entre protestas pacíficas, pero basta muy poco para que se vuelvan violentas y provoquen la acción represiva de las fuerzas del orden.

Un’indígena ofrece comida a los soldados.

“La paz ha terminado”, me escribió ese día un joven ecuatoriano, mandándome un video que mostraba los tanques anti disturbios en la plaza. También me escribió una amiga algunos días después: “He oído frases xenófobas y algunas historias de mestizos e indígenas engañados y luego atacados. Experimenté un fuerte dolor por la muerte de mujeres y niños. Al amanecer bombardearon por sorpresa y dicen que hay 5 muertos. A pesar del dolor encontré una población pacífica, que durante la protesta usaba las siguientes armas: agua en grandes cubos para apagar los incendios causados por las bombas, bicarbonato, vinagre, máscaras para proteger el rostro de los gases, ramas de eucalipto En la primera línea había jóvenes entre los veinte y los treinta años que no tenían miedo de morir. Por la noche ya no estaban los indígenas, pero llegaron a la plaza personas de toda edad y color, tal vez unas 30 mil, toda gente desilusionada porque el Gobierno no responde, e incluso la Asamblea nacional se ha declarado de vacaciones. Por todo ello, falta un canal de diálogo”.

En este escenario delicado, los primeros en hacerse oír fueron los obispos junto con la ONU/Ecuador con una propuesta de diálogo, en particular entre los indígenas y el Gobierno. Después de haberse encontrado con las partes, convocaron a una reunión el domingo 13 de octubre. “Tenemos confianza en la buena voluntad de todos para establecer un diálogo de buena fe y en poder encontrar una rápida solución a la compleja situación que vive el país”, escriben.

Una focolarina junto a líderes indígenas.

El Movimiento de los Focolares también se ha comprometido a construir la paz. “En estos días vivimos esta dolorosa situación haciendo gestos de generosidad, yendo más allá de los temores y de nuestras convicciones, tratando de ponernos en el lugar del otro. Experimentamos una sensación de impotencia frente al choque entre hermanos. Queremos que nuestro actuar sea un compendio de corazón, mente y manos, preguntándonos: ¿lo que siento, pienso y hago es expresión de amor para con el otro, cualquiera que sea el otro? ¿Mi actuar contribuye al diálogo, a la paz? Creemos que todo ciudadano tiene el derecho de manifestarse en favor de la justicia y la democracia, rechazamos toda forma de violencia, de cualquier sector de donde provenga, y queremos que nuestro accionar ponga en luz la predilección por los menos privilegiados, como nos lo enseña el Papa. En el amor a Jesús en su abandono, que hoy se nos presenta con el rostro sufriente del hermano indígena, del agente de policía herido, del joven con el rostro ensangrentado, de los que sufren por sus seres queridos injustamente muertos, del periodista agredido, del que ataca al otro porque piensa distinto, del apático que prefiere ignorar lo que sucede, del que difunde noticias falsas, de los inmigrantes estigmatizados, queremos vivir con más radicalidad el Evangelio”.

En Ecuador los Focolares están trabajando en el diálogo entre las numerosas culturas presentes en el país. Un diálogo que hoy pareciera comprometido. “Esta situación difícil –nos siguen contando– podría hacernos pensar que todos los esfuerzos que hemos hecho, en gran parte con fatiga, en favor de un diálogo intercultural y de la unidad, hayan sido en vano. ¡Pero no! Tal vez Dios hoy nos convoca a cada uno de nosotros a intensificar nuestra vida cristiana y actuar como constructores de paz allí donde nos encontramos”. Y concluyen: “Pidámosle al Espíritu Santo que nos ilumine a todos para entender cómo proceder en estos momentos difíciles”. La cita es todos los días para el “time-out” por la paz.

Mientras escribo (con más de 700 detenidos y 5 muertes), las partes en conflicto han llegado a un acuerdo y ha sido derogado el decreto anunciado el 3 de octubre, con el compromiso de emitir uno nuevo que involucre a las dos partes en su redacción. Ahora nos queda esperar que cesen las protestas y que vuelva la paz social.

Gustavo E. Clariá  

Puedes leer el artículo en otros idiomas: https://www.focolare.org/en/news/2019/10/21/ecuador-from-protests-to-dialogueteste-al-dialogo/

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Pubblicato da Gustavo Clariá

Nato a Córdoba, Argentina, nonno piemontese, economista, comunicatore, scrittore. Ho vissuto la metà della mia vita in Europa (Italia in particolare) e l'altra in America Latina. Giramondo, aperto alla conoscenza di altre culture. L'unità, nel rispetto della diversità, della famiglia umana, è il mio orizzonte. Cerco, quindi, di vivere la mia giornata "costruendo rapporti" di concordia e di unità. Il mio contributo alla pace.