Agredieron a Juan

Aquel
1° de enero de 2014 me desperté sin horario dispuesto a vivir un día tranquilo, después de las fiestas navideñas en Roma, donde entonces vivía.
Me entró una solicitud de amistad por Facebook, con la imagen de una mujer desconocida. Estaba a punto de cancelarla, cuando me entró un pálpito. Acepté, e inmediatamente llegó un mensaje: “Señor Gustavo, soy la tía de Juan. Sé que él es importante para usted, por eso quiero comunicarle que anoche lo agredieron y lo encontraron agonizando tirado en la calle. Está internado en el hospital de Asunción (Paraguay)”. Me quedé sin palabras.

A Juan lo conocí cuando viajaba a Paraguay. Tenía, entonces, 6 años y vivía en una humilde casita cerca de una escuela del Movimiento de los Focolares, en la perifería de Asunción. El papá de Juan estaba casi siempre ausente, por razones de trabajo, por lo que él decidió “adoptarme” como su padrino… Para mí fue como si Dios mismo me pidiera que me hiciera cargo de este niño y así lo hice, según mis posibilidades.

Yo viajaba seguido a Paraguay, pero vivía en Uruguay, por lo que todo mi esfuerzo para que a Juan y a sus hermanitos no les faltara nada lo hacía a través de su maestra y de amigos que vivían cerca de esa humilde localidad.

Habían pasado 12 años. Juan había cumplido sus 18 años y yo estaba en Roma desde hacía cinco.
¿Qué podría hacer un 1° de enero y a 12.000 km de distancia? Por otro lado, conociendo la situación de marginalidad en la que se encontraba, sabía que si no actuaba rápido se moriría antes de que se ocuparan de él. Me vino a la mente un amigo médico de Asunción, el cual –felizmente– me respondió al teléfono, a pesar del feriado. Me aseguró que se presentaría en el hospital y averiguaría sobre la situación en que se encontraba Juan. Al rato, me informó que le habían destrozado el bazo y que había que operarlo de urgencia. Que gracias a que un médico (él) se había interesado por el chico, la operación se realizaría prontamente.
La intervención quirúrgica salió bien, aunque era difícil pensar que Juan se recuperaría permaneciendo en el lugar marginal en el que vivía, y junto a las mismas personas que lo habían agredido. Había que hacer algo para sacarlo de allí.

Asunción del Paraguay.

Recordé que él me había contado que, cuando cumpliera 18 años, una familia de Ciudad del Este (a 7 horas de Asunción) estaba dispuesta a acogerlo en su casa. Me informé, me comuniqué con la familia y, efectivamente, me confirmaron su disposición para recibirlo, junto a sus dos hijos casi de la misma edad de Juan.

Yo tenía previsto viajar a Argentina en el mes de abril. Decidí anticipar mi viaje y pasar antes por Asunción.

Mi amigo médico me esperaba en el aeropuerto. De allí, junto a otro amigo que habla el guaraní como Juan y su entorno, fuimos hasta su casita donde él ya nos esperaba con sus pocas pertenencias. Casualmente, estaba de paso su padre, que nos agradeció emocionado por lo que hacíamos por su hijo.
Y seguí viaje en ómnibus, sólo con Juan, hasta Ciudad del Este. Durante esas 7 horas habló casi siempre él. Tenía una necesidad inmensa de contar a alguien toda su vida, incluidos los errores cometidos y lo culpable que se sentía. Yo lo escuchaba con atención, mientras sentía que me invadía un “mar de misericordia”. Todo lo que, según él, había hecho mal, me entraba por una oreja y me salía por la otra. En ese momento pensé que si yo, con un corazón pequeño, acogía y experimentaba tanta misericordia hacia Juan, tseguramente Dios –si yo me confiaba en Él, como Juan lo hacía conmigo– haría lo mismo conmigo. Escucharía el elenco de mis errores y mis pecados con infinita misericordia y, tal vez, hasta con ternura y emoción, las  que, en pequeño (pero que me rebalsaban el corazón), experimentaba yo mientras Juan hablaba.

Ciudad del Este (Paraguay)

Las 7 horas pasaron volando y en la estación de Ciudad del Este nos esperaban para acompañarnos hasta la casa de Ana y Evaristo, los nuevos padres adoptivos de Juan. Le habían preparado una habitación sólo para él, hasta con un baño al lado, algo que Juan nunca había tenido. Ellos, además, lo ayudarían a completar sus estudios secundarios y luego a estudiar para tener un oficio y poder manejarse en la vida.

Cenamos juntos y luego Juan, agotado, se fue a descansar. Yo vi el reloj. Faltaba media hora para que el mismo ómnibus que nos llevó hasta allí regresara a Asunción. Agradecí a Ana y a Evaristo por su gran generosidad, escribí un mensaje de despedida para Juan y emprendí las 7 horas de regreso. Ya podía irme tranquilo, Juan quedaba en buenas manos.
¡Hoy está casado y es un excelente cocinero!

Gustavo E. Clariá

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Pubblicato da Gustavo Clariá

Nato a Córdoba, Argentina, nonno piemontese, economista, comunicatore, scrittore. Ho vissuto la metà della mia vita in Europa (Italia in particolare) e l'altra in America Latina. Giramondo, aperto alla conoscenza di altre culture. L'unità, nel rispetto della diversità, della famiglia umana, è il mio orizzonte. Cerco, quindi, di vivere la mia giornata "costruendo rapporti" di concordia e di unità. Il mio contributo alla pace.

44 Risposte a “Agredieron a Juan”

  1. Es una gran misión la tuya compartir a través de tu blog las vivencias y experiencias que pueden generar un corazón misericordioso. Cuánto podemos dar unidos! La Obra de María perdure siempre. Bendiciones por las gracias recibidas del Padre celestial.

  2. Muy bella tu experiencia con Juan. Hoy he podido parar con los quehaceres de casa y regocijarme con todas las experiencias que escribes. Experiencias hechas en Dios y por eso tienen ese toque de paraísoque me convierte. Mil gracias!

  3. Gustavo, una idea, una responsabilidad!! ..pero se me ocurre que bueno sería que continúes editando tus relatos en otro libro seleccionando aquellos que muestren con las experiencias que ilustren “Fratelli tutti”.

  4. Grazie Gustavo per la tua condivisione, mi sono sentito amico di Juan e accolto anch’io presso questa famiglia. Ho l’impressione di aver letto una pagina di fraternità universale. Come se fosse una incarnazione di “Fratelli tutti”. Gracias

  5. Que linda experiencia Gus…!!
    Tengo idea de haberla conocido…, pero no estoy seguro… No obstante me suena familiar. Realmente es hermosa. Muchas gracias…!!!
    👍💪❤

  6. Hola Gustavo ..yo me acuerdo de Juan !! Yo personalmente le entregué la encomienda !! Como Dios actúa en nosotros cuando nos dejamos guiar por el !! Qué misterio tiene la Vida VERDAD GUSTAVO..
    UN FUERTE ABRAZO.🤗👍🙏👆

  7. Hermosa oración de amor, salvar el futuro, la vida de un joven es maravilloso estar allí en el momento oportuno es divino.

  8. Querido Gustavo. No conocía la historia de tu ahijado. Es conmovedora. Gracias por responder al grito de JA en las dificultades de Juan. Está en total sintonía con el hoy de la Iglesia y de la Obra. Veo claramente la paternidad del popo en tu experiencia!. Gracias por generar vida y abrir caminos de esperanza a un joven paraguayo. De aquí nunca te fuiste y ahora comprendo mejor los motivos. Seguimos juntos. Gran abrazo!

  9. Qué historia más hermosa! Dios actúa a través de sus hijos. Que el Señor te bendiga, Gustavo, por mostrar el amor de Dios a los que lo necesitan.

  10. Hola Gustavo, tanto tiempo!! Al menos de mí lado sin contacto. Como siempre, hermosos los relatos, las vivencias y los proyectos propios, y ajenos. Me apasiona leerte y me tomo un tiempo de tranquilidad para disfrutar cada anécdota, vivencia y proyecto.
    Un abrazo grande, que estés muy bien.

  11. Gracias Gustavo por compartir esta experiencia. Un acto de amor muy grande que seguro marcó la vida de Juan por siempre. Gracias, gracias.

  12. Grazie Gustavo, leggere la tua bellissima esperienza mi ha commosso e fatto fare un esame di coscienza. Mi ha anche aiutata a ricominciare ad avere sempre più misericordia verso qui mi passa accanto ogni giorno.Grazie e oggi che la festa di tutti gli Innamorati vi dedico questa canzone 👍🏻🤗❤️

  13. Grazie Gus !!! Prepariamoci insieme all’esperienza della quaresima, concentrandoci sulla misericordia di Dio piuttosto che sulle piccolezze umane 😉

  14. Viene in evidenza la forza travolgente e coinvolgente dell’amore. Da un si personale ad un noi che supera distanze e confini.
    L’unità può veramente fare miracoli. È quello che può fare “la Famiglia di Dio”.
    Creare le condizioni x fare Famiglia è far arrivare il Cielo sino a noi.
    Grazie Gustavo!

  15. Sempre con molto piacere leggiamo le tue esperienze
    Esperienze di amore vero verso i fratelli
    Un abbraccio❤️🙏

  16. Neanche mille blog basterebbe per descrivere la tua esperienza.
    Sai Gustavo proprio ieri sperimentavo questo. Spesso quando i miei colleghi al lavoro mi fanno inquietare parecchio, mi deridono, mi emarginano, accade che il mio spazientirmi dura un istante, e poi mi basta guardare i loro volti e sentire una tenerezza incredibile, inspiegabile, irrazionale e li voglio bene più di prima. Sono più arrabbiato con me stesso per non essere arrabbiato con loro 😁 Grazie!

  17. Sei grande Gustavo! Bravissimo! Hai un cuore grande come il mondo, c’è sempre bisogno di gente con il tuo spirito per rendere sta terra un posto migliore! So bene quanto bisogno si ha di essere presi in carico quando ti aggredisce qualcuno, una volta ho fatto a botte con tre fascisti, di notte, di ritorno da una festa mentre accompagnavo due ragazze…niente di grave per me, dopo una miriade di calci e pugni dappertutto ero ancora in piedi che li aggredivo io con calci e pugni, ma ricordo bene quanto mi fece bene allo spirito avere un padre che mi stava vicino il giorno dopo..per questo ti dico che sei grande, hai fatto da padre a Juan, tenendolo per mano in un momento difficilissimo! Hai fatto la cosa più giusta!👍

  18. Grazie, Gustavo! Esperienza forte e molto bella, dove la misericordia ha vinto, facendo trionfare l’Amore di Dio.

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