Misa en la Compañía

Hoy
se cumple el primer mes de la partida al Cielo de Juan Carlos Duque; coincide con su cumpleaños. En muchas ciudades lo recordarán. También yo lo haré, en la misa de 12 en la Compañía de Jesús, en Córdoba.

La Compañía impresiona por su fachada de estilo románico recubierto de piedra recortada, obtenido de la ladera de las sierras cordobesas. Fue construída hacia 1640. “El detalle más imponente –se lee en la página web de la Municipalidad de Córdoba- se observa en la bóveda, totalmente realizada en madera de cedro paraguayo con formato de quilla de barco invertido, decoración barroco americano y dorado a la hoja, se destaca además el retablo realizado en madera también dorado a la hoja. En diciembre de 2000, la Manzana Jesuítica integrada por la Iglesia de la Compañía de Jesús, la Capilla Doméstica, el Colegio Nacional de Monserrat, junto a las Estancias Jesuíticas de Córdoba, fueron declarados Patrimonio Mundial de la UNESCO”.

Es jueves, un día de semana. Sin embargo la iglesia está, como cada día, llena: profesores que enseñan en la cercana universidad, familias con sus niños pequeños, gente común y, sobre todo, jóvenes universitarios.

La atmósfera que se respira no ha cambiado en nada: los mismos cantos de cuando era niño, la misma iluminación tipo penumbra para ahorrar para los días de fiesta, las mismas señoras ancianas en las primeras filas que parecen ser las mismas de cuando era chico, las mismas oraciones bellas y antiguas que me enseñó a rezar mi madre … Sólo los jóvenes han cambiado con sus mochilas llenas de libros y de apuntes, vestidos de verano y como si estuvieran en su casa, manteniendo sin embargo el respeto y el fervor que un centro espiritual, como la Compañía, inspira.

Mientras me dirijo a tomar la comunión, me llama la atención un joven con algo más grande que una mochila. Se trata de un caja roja enorme para transportar comida rápida. No la ha dejado en su asiento, la lleva colgada mientras hace la fila también él para comulgar. En la caja una frase anuncia: “¡Pedidos ya!”.

Es un imperativo que coincide con el deseo que tengo en mi corazón: quiero pedir por Juan Carlos, pero también pedirle a Juan Carlos. Y aquí está su típica respuesta, pues él era así: ¡el pedido se hacía ya y te solucionaba el problema ya! Lo advierto claramente como una señal de que él está presente de algún modo, y está dispuesto a ayudarnos. ¡Pedidos ya! Por supuesto que no lo hice esperar y pedí el paraíso para él, pero también le largué un elenco bastante largo de pedidos. Sé que se las arreglará para responder “ya”, en su mejor estilo.

De regreso a casa, apretujados en un ómnibus que se hizo esperar, una frase de la remera de la joven que está delante mío me ayuda a orientar mi mirada. Dice: “hacia lo Alto”. Es hacia allí donde estoy mirando.

Gustavo E. Clariá

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Pubblicato da Gustavo Clariá

Nato a Córdoba, Argentina, nonno piemontese, economista, comunicatore, scrittore. Ho vissuto la metà della mia vita in Europa (Italia in particolare) e l'altra in America Latina. Giramondo, aperto alla conoscenza di altre culture. L'unità, nel rispetto della diversità, della famiglia umana, è il mio orizzonte. Cerco, quindi, di vivere la mia giornata "costruendo rapporti" di concordia e di unità. Il mio contributo alla pace.

13 Risposte a “Misa en la Compañía”

  1. Muy buena la novedad del blog Gustavo. Muchas gracias. Las dos frases me gustan: “pedidos ya y “hacia lo Alto. Allá miramos. (Francisco, Colombia)

  2. Caro Gustavo, in modo un po’ diverso (ma in fondo uguale), anche noi siamo orientati ora più che mai sulle “richieste subito” e con “lo sguardo verso l’Alto” … Il Coronavirus sta rivoluzionando il nostro quotidiano e, per tanti, anche la percezione della vita. Un grande abbraccio (Saverio, Italia)

  3. Ci uniamo con voi nella preghiera, per l’anima di Juan Carlos e per Chiara, perché intercedano per la sua anima e che Maria protegga tutta l’umanità!
    🙏😇1️⃣👍

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