De regreso al Hogarcito

Llegamos
a Chachapoyas, capital del Departamento Amazonas, en un pequeño avión a hélices. Javier nos espera con un coche alquilado para llevarnos hasta Lámud, el pueblito amazónico en donde está ubicado el Hogar de ancianos Chiara Lubich. Hoy es lunes 23 de octubre.

Ha pasado un año y medio desde que vinimos por vez primera. Jenny nos acoge y nos hace ver la nueva sede del Hogar, un ex convento de hermanas venezolanas que dejaron Lámud hace ya 3 años.

Han trabajado mucho para limpiarlo y reacondicionarlo hasta crear un ambiente armonioso y familiar.

Los ancianos nos recuerdan y nos saludan con abrazos de alegría. Los hermanos Imenciona y Justimiano, sordomudos de nacimiento, expresan su emoción con sonrisas que parecen expanderse hasta abrazarnos. Nos hacemos entender por señas. También Lucho, aún muy lúcido y con fuerzas, nos saluda con mucho cariño. Se agrega, además, la alegría de las voluntarias por volvernos a encontrar, y la de los niños que –sabiendo que hemos regresado–  pasan por turno por el Hogarcito para saludarnos.

Entrevista a Jenny López Arévalo, directora de la Casa Hogar Chiara Lubich.

Estaremos una semana. Los tres primeros días, junto a dos técnicos del Centro de Comunicación de Roma, los dedicaremos a hacer tomas del Hogar y del contexto que lo rodea, más algunas entrevistas a los protagonistas de esta obra tan especial.

Almorzamos mezclados entre los abuelitos. Me vienen a la mente los primeros tiempos del Movimiento, cuando contaban que, en la mesa, había una focolarina y un pobre, una focolarina y un pobre… Los “primeros tiempos” son también hoy.

Almorzando con los ancianos del Hogarcito.

El jueves llegarán desde Lima Mariel, Marvin e Iván, y con ellos organizaremos un encuentro para los adultos y un campamento para los niños y adolescentes. Todo el tiempo libre, incluidas las comidas, lo compartiremos con los ancianos. ¡Se siente aire de fiesta!

Hoy martes 24, me acerco a Imenciona y Justimiano, mientras comen. Él está molesto, me señala una parte del cuerpo que le duele. Ella me cuenta por señas algo que no entiendo, pero su rostro de dolor me hace pensar en algo grave. Jenny traduce: están contando la tragedia que vivieron cuando mataron, delante de ellos, a la hija de Justimiano. A él, en el intento de defenderla, lo golpearon fuerte y me señalaba donde más le habían pegado. Mientras contaban, parecían revivir la tragedia. Con Jenny los fuimos calmando con abrazos y caricias, asegurándoles que su hija estaría con Dios. Siguieron comiendo más serenos.

A la tarde fuimos a vistar la huerta de Lucho, en su humilde casita de chapa que dejó para ir a vivir al Hogar. Pensaba que estaría vacía, sin embargo y para mi sorpresa, nos recibió una mujer joven con 5 hijos pequeños; estaba también una jovencita. Cuando nos apartamos, me contaron que a esta mujer la estafaron y se quedó en la calle con sus 5 niños pequeños. Fue entonces que Lucho ofreció su casita de chapas para que tuvieran un techo. A su vez, la mujer se enteró de que la jovencita de 17 años había perdido a la madre y su padre estaba preso por abuso… La chica estaba solita en el mundo. Decidió, entonces, alojarla junto a sus 5 hijos en la casita de chapas de Lucho… Aquí abunda la pobreza pero sobra la Caridad.

Mañana la chica comenzará a ayudar a las voluntarias del Hogarcito en la cocina, comerá en el Hogar y llevará el almuerzo para la joven madre y sus 5 niños.

A la noche, después de la misa, lo saludamos al párroco. Está conociendo el Movimiento de los Focolares a través del Hogar de ancianos. Nos acogió con gran alegría y se interesó por cada uno de nosotros. Se ve que ha sido conquistado por el testimonio de amor evangélico que se vive en el Hogarcito.

Mariel y Marvin nos anuncian que les reprogramaron el viaje para el viernes… Se pierde un día…

Nos volvemos a poner en las manos de Dios, que sea lo que Él ha previsto para estos días (continúa…).

Gustavo E. Clariá

Published by Gustavo Clariá

Nato a Córdoba, Argentina, nonno piemontese, economista, comunicatore, scrittore. Ho vissuto la metà della mia vita in Europa (Italia in particolare) e l'altra in America Latina. Giramondo, aperto alla conoscenza di altre culture. L'unità, nel rispetto della diversità, della famiglia umana, è il mio orizzonte. Cerco, quindi, di vivere la mia giornata "costruendo rapporti" di concordia e di unità. Il mio contributo alla pace.