Las raíces del Hogar Chiara Lubich

Una
de las primeras experiencias de los iniciadores del “Hogar Chiara Lubich” en contacto con los ancianos más aislados de Lámud (Amazonas peruana. Gregorio llevó al cielo el sueño de Jenny y Javier.

Cuando llegamos a Lámud, mi pueblo natal, hace 6 años, el párroco nos encomendó –a mí y a mi esposo– llevar adelante la Pastoral Social. Con Javier nos pusimos a ver cuál sería nuestro primer trabajo. Ya que la Pastoral Social se iniciaba con nosotros, sentíamos una gran responsabilidad. Nos propusimos caminar todo el pueblo, empezando por las casas más lejanas y escondidas, por los últimos.

Laura y Gregorio, con Jenny y dos de sus pequeñas hijas.

Un día, preparamos como siempre las mochilas con algo de pan, algún alimento no perecedero y salimos a caminar. Llegamos a una casita muy caída, deteriorada, pero se escuchaba un perro ladrar, una gallina cacarear, y ahí nos plantamos. Llamamos con voz fuerte, y del fondo nos respondió una voz apagada. Era Laura una anciana de 92 años. Apenas podía caminar y escuchaba poco.

Conocimos a su esposo Gregorio, con casi 90 años, que trabajaba en la huerta. Nos dolía mucho ver lo desamparados que estaban. Les hicimos sentir que estábamos con ellos, que de una y otra forma íbamos a estar presentes. Nos contaban que tenían un hijo, pero que hacía mucho que no venía a verlos. Estaban en pobreza extrema y, por la edad que tenían, necesitaban estar cuidados. Pero en ese momento en que los encontramos, sólo se tenían el uno al otro. Como les llevamos algunas cositas, de agradecimiento Laura, desde un rincón, sacó un par de huevos y me los dio. Me sentí muy afortunada de recibir ese importante regalo de sus manos, que quizá era lo único que tenían. La miré a los ojos y le agradecí de corazón.

Jenny y Gregorio con su pierna fracturada.

Así iniciaron nuestras aventuras con los más desvalidos. Cada vez que los visitábamos sentíamos que teníamos que hacer algo más: no sólo darles pan y alimentos, sino aún más, cuidarlos y darles lo mejor. Ahí nace el sueño de la Casa Hogar. Le dije a Javier: ¿Crees que podremos soñar en instalar una casita para ellos, donde puedan tener una comida caliente, dormir abrigados, estar limpios e higienizados … Y lo más importante: amados, acompañados en un clima de familia, con Jesús en medio. Javier me sugirió que pusiéramos nuestro sueño en las manos de Jesús y que, si le pedimos juntos y con fe, Él nos escuchará. “Nuestros sueños son los sueños del Eterno Padre”, concluyó. Sentí en mi corazón una gran alegría.

Un día, teníamos planeado visitar a otras familias. Mientras caminábamos, despertó en nosotros una duda: ¿Por qué no ir por Gregorio y Laura? Impulsados por por el Espíritu Santo decidimos cambiar de camino. Llegamos a la casita y nadie respondía. La puerta estaba muy asegurada, los perros ladraban mucho. Javier se tomó el atrevimiento de forzar la puerta, sacó el seguro y entramos. Nos dimos con la sorpresa de que Gregorio hacía 7 días que estaba postrado arriba de unas frazadas en el piso del patio. Nos dijo que le dolía mucho la pierna, que se había caído del techo de su casita: había subido para arreglarlo y se vino abajo. Lo revisé y vi que la pierna izquierda estaba quebrada y con hematomas muy pronunciados. El abuelito en todos esos días había sufrido mucho dolor, no había comido y sus necesidades fisiológicas las estaba haciendo ahí mismo. Su esposa sólo logró alcanzarle un vaso de agua y alguna papa hervida.

Un grupo de abuelos y abuelas en el patio interno del Hogar Chiara Lubich.

Llamamos al Centro de Salud y pedimos una ambulancia. Mientras esperábamos, Javier buscaba entre las cosas de los abuelos algún dato, algún teléfono de un familiar, en especial del hijo. Gregorio estaba consciente y nos indicó un cuaderno viejo que contenía teléfonos de algunos familiares. Llamamos a todos esos números hasta que uno respondió y le contamos que el señor Gregorio estaba muy grave. Esa persona le aviso a su hijo que vive en la Selva amazónica.

La espera a que llegara el personal médico era eterna. Le dije a Gregorio: “Ya viene el Doctor. Te pondrás mejor y los llevaremos a una casa donde puedan estar cuidados. Sólo te pido que pongas de tu parte y te confío este sueño”. Pero nos dábamos cuenta de que no iba ser fácil. A Laura, la esposa, la llevaron a la casa de la vecina. Gregorio, en cambio, fue trasladado al hospital de Chachapoyas (capital del Departamento Amazonas), pero durante la intervención quirúrgica partió al cielo…

Para mí fue muy fuerte, me tocó muchísimo, sentí una gran impotencia por no haber hecho algo mucho antes. Sólo me quedó la esperanza de haberle confiado mi sueño del Hogar que se lo llevó al cielo. Quizá fui yo la última persona que habló con él.

Y así iniciamos a dar los primeros pasos del Hogar soñado para abuelitos que se encontraban en el abandono, como Gregorio. Esa experiencia y otras, me dieron las fuerzas para dar las primeras campanadas y concretar cada paso. Sabía que no iba ser nada fácil, pero prevalecía en mi corazón la confianza en Dios y en su divina providencia.

Jenny López Arévalo

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Pubblicato da Gustavo Clariá

Nato a Córdoba, Argentina, nonno piemontese, economista, comunicatore, scrittore. Ho vissuto la metà della mia vita in Europa (Italia in particolare) e l'altra in America Latina. Giramondo, aperto alla conoscenza di altre culture. L'unità, nel rispetto della diversità, della famiglia umana, è il mio orizzonte. Cerco, quindi, di vivere la mia giornata "costruendo rapporti" di concordia e di unità. Il mio contributo alla pace.

14 Risposte a “Las raíces del Hogar Chiara Lubich”

  1. Pa, Gus, me hiciste llorar, siento que el Ideal genera tantas iniciativas hermosas, a pesar de nosotros mismos. Me hace acordar a tantos momentos vividos en Nueva Vida. Estoy tratando de escribir estas experiencias para enviártelas, como quedé. No me es fácil ya que hay mucho para hacer … Abrazo grande Gus y garcias!!!

  2. Edificante Gustavo! Ringrazia Jenny e Javier da parte mia per la loro straordinaria testimonianza 👍🙏

  3. Bellissima e commovente esperienza. Grazie davvero Gustavo. Mi riporti sempre alla verità essenziale.

  4. Muy lindo Gusti! Es muy grosso lo que están haciendo por esas personas tan desvalidas. Es realmente un SUEÑO genial. Ojalá siga creciendo y en ese clima de Amor.

  5. !Qué fuerte la experiencia que vivió Jenny con los abuelitos. Dios y la Virgen le siga dando esa fortaleza para con los ancianos. Gracias Gustavo!

  6. Querido Gustavo!!! Qué experiencia fuerte y cuánto Amor. Adelante!!! Yo estoy comprometido con un amigo de 90 años que la está pasando mal. Te pido oraciones para él.

  7. Hermoso relato, Gustavo. Es la mano de Dios que, por intermedio de Chiara, se lleva adelante esta importante “obra”!

  8. Bombardati quotidianamente del male che opera nel mondo, sembra quasi impossibile che ci siano queste boccate di ossigeno spirituale e materiale. I doni di Dio sono sempre delle sorprese. Grazie per questa testimonianza.

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