¿Quieres un café?

Encontré
un compañero del viaje de la vida a distancia. Se trata nada menos que de un obispo … de la tierra de mis antepasados maternos, de Piemonte, en el noroeste de Italia.

Derio Olivero, así se llama, propuso como “guía pastoral” (programa del año) justamente la idea de mi blog … Ojo, que quede claro que no me copió, en realidad no nos hemos visto nunca. Fue idea suya. Y es precisamente por esta coincidencia en la actitud hacia la vida, tratando de construir relaciones positivas con todos, que lo considero “amigo a distancia”.

Es muy original el título que eligió para su “carta pastoral”: ¿Quieres un café?
Él así lo explica: «Cuando ofreces un café, eres tú quien pagas y no sabes si el otro te devolverá el gesto. Sin embargo lo ofreces. Corres el riesgo que no te regrese nada. Lo ofreces y basta. Gratuitamente. ¿Por qué? Para pasar un momento juntos. Para construir un ligamen. El café es el símbolo de nuestra constante necesidad de relación. Y la relación se nutre de don. Para construir una relación tengo que dar sin exigir garantías, sin pretender resultados. Compartir, no exigir. Ponerse en las manos del otro y no al otro en las nuestras. Cada relación vive de confianza».

¡Pondría la firma a cada una de sus afirmaciones! Ahora entienden porqué digo que encontré un “amigo a distancia” … y quien sabe cuántos hombres y mujeres anónimos existen en el planeta tierra, artesanos de relaciones, que tejen  desde la mañana hasta la noche el hilo largo y sutil que nos mantiene unidos, a pesar de todo.

Pero mi “amigo” va más allá: propone como ícono para este año La danza de Henri Matisse. «La esencia de la vida —explica— consiste en tenerse de la mano, creando un círculo. Con este cuadro el pintor, en manera directa, nos dice: “Todo es importante, pero esencial es sólo la capacidad de construir relaciones”. Bailan juntos, bailan en círculo, pero cada uno baila con figuras propias. Están juntos a pesar de que son diferentes. Es un círculo muy armónico, respetando sin embargo la diversidad de cada uno. Un espléndido himno de las diversidades».

Y sigue: «Toda relación sana debe crear otra relación. Los bailarines están desnudos. Para entrar en relación es necesario ser auténticos, sin máscaras, sin defensas. Para entrar en relación es necesario ser verdaderos y humildes, capaces de reconocer las propias virtudes y defectos».

Comentando un cuadro de Felice Casorati, L’attesa (La espera), explica: «La mujer se duerme sentada, pero no se rinde. No quita los platos, no se va a dormir. Sigue esperando. No llega nadie, pero ella ha cocinado para ellos. No aparece ninguno, pero ella los espera. Continúa regalando confianza aunque sigan ausentes. Porque esto significa estar en relación: sigo creyendo en ti, aún cuando no lo mereces; sigo trabajando para ti, aún cuando no me retribuyes con nada; sigo donando, aún en los días en los que no recibo; sigo “cocinando” y “vigilando”, aún cuando no estás. La amistad es una larga y tenaz espera».

Mientras escribo, tocan el timbre. Siento que alguien va a abrir. Bajo lo mismo para ver quién llegó y encuentro al amigo Carlos saboreando … un café!  Ya lo decía que “los artesanos de relaciones” están por todas partes.

Gustavo E. Clariá

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