Vi
a un hombre que empujaba una silla de ruedas que cargaba con un anciano. Imaginé que podrían ser padre e hijo. Visto desde mi ventana, la situación se presentaba del modo siguiente: el supuesto hijo, un cincuentón con un abdomen prominente, empujaba con esfuerzo y –probablemente– con mucho cariño, la silla de ruedas que llevaba a su querido padre, el cual disfrutaba del paseo alrededor de la plazoleta llena de sol (una total excepción aquí), sin niños ni mascotas, pues eran apenas las 2:30 pm de la tarde.
Mi primer pensamiento: ¡qué bien que haya hijos tan atentos con sus padres ancianos! Su progenitor estará sin duda orgulloso de su hijo, agradecido, y satisfecho por la educación con la que lo creció. El hijo sentirá que está haciendo algo importante y, tal vez, le gustaría que desde la ventana de su casa su esposa e hijos lo vieran dedicarse a su padre.
Mi segundo pensamiento: ¿Quién de los dos saca más provecho del gesto? Sin reflexionar mucho, uno podría responder que sin duda es el anciano quien se lleva la mejor parte, sentado, relajado, sin hacer algún esfuerzo.
Pero reflexionando más, uno también podría pensar que, en realidad, al anciano poco se le agrega a su situación tan limitada con solo una vuelta a la plazoleta que conoce de memoria; de hecho, regresando a su casa, permanecerá siempre limitado en su movilidad.
En cambio, al generoso hijo, que hace todo el esfuerzo físico, no sólo ese paseo le servirá de un muy útil ejercicio (por lo que se ve, muy poco practicado), sino que por sobre todo regresará a su casa y a su familia con el corazón ancho por haber demostrado visiblemente su amor paternal. O, simplemente, feliz por haber amado. Y, les aseguro por experiencia, que la felicidad que nace del haber amado tiene un sabor muy especial y supera, con creces, a cualquier otra felicidad.
Mi tercera reflexión y, tal vez, la más importante: ¿Cuántas veces hago lo mismo, creyendo que soy yo quien hace algo por quien lo necesita? Sí, por las apariencias, todos podrán corroborar que efectivamente fui yo quien “empujé la silla de ruedas”. Pero la realidad ya no tengo que explicarla tanto, pues a este punto creo que ya se entiende sola: la “bendición” que me llega de quien intenté ayudar, causando tal vez un pequeño alivio, me abre nada menos que las puertas del paraíso.
Gustavo E. Clariá
Quién se lleva la mejor parte. El título me hizo pensar en Martha y María, y me hizo pensar en que efectivamente visto desde la ventana, desde fuera, no tenemos certezas. En efecto, el hijo pudo estar pensando en los problemas del día a día, preocupado, angustiado, ansioso, al mismo tiempo que cumplía una labor que “debía” cumplir, o bien el padre a pesar de estar en la plazoleta, estar en otra parte sombría dentro de su mente… es en el interior de cada uno en donde se da la mejor (o peor) parte. Como María el estar presente para el amado, es la mejor parte, y mejor si lo hacemos en el servicio (como Martha) pero en cualquier caso con el corazón puesto en lo que hacemos, y así disfrutar del “SOL” que siempre está ahí dándonos vida, aunque muchas veces esté nublado.
Siempre una reflexión que me deja pensando. Gracias por compartir querido Gustavo. Un feliz año para vos!!!
Hola Gustavo, linda reflexión. Hemos estado con Covid y la familia nos ha atendido, a mí y a mi esposa, de maravilla. Ocurrió, tal vez, lo que dices en esa reflexión.
L’amore è condivisione dell’unità! Tutti ne gioiscono, chi dona e chi riceve, è un assaggio di paradiso! Buon 2023 Gustavo!!
Gracias por tu relato!! Yo soy una de las tantas personas beneficiadas con tu ayuda, con tu tesimonio de vida de aprender a construir nuevas relaciones con el prrójimo en lo cotidiano y con personas de culturas diferentes. Pido recibas abundantes bendiciones en esta vida y te abra las Puertas de las que más anhelas.
Muy bonito Gustavo … me llega derechito ahora que acabo de regresar de haber estado en casa de mi madre cuidándola unos días … Una enorme bendicion, alegría y paz !
Linda reflexión Gustavo. Gracias!
Vamos tras la felicidad empujando la silla con amor.
Lo ho letto..è scritto bene ed è bello..complimenti !
Grazie mille Gus. Bellissima riflessione che mi ha fatto a mia volta riflettere e sorridere. Buon anno!
Buenos días Gustavo, muy bien que retomes tu blog, muy informativo, adelante y nuestro amor a Dios y al prójimo, y buscando la justicia.
Me encanta, Gustavo! En dos renglones, una pequeña obra de arte. Y el estímulo a hacer lo propio.
Qué lindo! Buen inicio de semana!
Gracias por compartir esa linda reflexión. Abrazo grande y entrañable.
Me gustó su reflexión.Espero que tenga éxito en su blog. Gracias!
Gracias Gustavo! Qué reflexión que me ha llevado a entender mejor la ayuda que se brinda a un adulto mayor … y me dio la vuelta al pensamiento … Qué fuerte, muy por el contrario ma ayuda a mí. Ma da un nuevo y renovado impulso con papá, ahora ya a sus 97 años. Buena jornada!
Grazie Gustavo!! Proprio così